A pesar de los desafíos a los que se enfrenta el sector minero a nivel mundial como consecuencia de la volatilidad de los precios de los metales e hidrocarburos, Latinoamérica se sigue perfilando como un destino atractivo para los inversionistas de la industria. México, Brasil, Argentina, Ecuador, Colombia, Perú, y Chile son países que han logrado captar inversión extranjera para el desarrollo de la actividad minera en yacimientos de metales como el oro, la plata el cobre y el zinc, así como en la industria de los hidrocarburos, especialmente el petróleo en el caso de México y Brasil, y recientemente Argentina (http://hoy.com.do/america-latina-nueva-frontera-para-inversion-petrolera/).
La producción minera en América Latina y el Caribe, incluyendo los países de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), como es el caso de la República Dominicana, ha tenido un crecimiento significativo durante los últimos doce años, incrementando su participación en la producción mundial de algunos metales, como es el caso del oro, que aumentó de un 10% a un 21%, el cobre que incrementó de un 25% a un 45% y la plata cuyo incremento fue de un 34% a un 48% de conformidad con los reportes de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) (http://www.cepal.org/publicaciones/xml/0/52080/CELAC-Recursosnaturales.pdf).
Más aún, la mayoría de estos países no solo están enfocados en continuar el aprovechamiento de estos yacimientos, sino que además están trabajando en reformas estructurales orientadas a lograr un mayor crecimiento de esta industria, apostando a un incremento de la inversión extranjera a mediano y largo plazo.
En la República Dominicana por su parte, el sector minero representó más del 50% del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en el año 2013. Asimismo, según el Banco Central, durante el trimestre Enero-Marzo 2014, el sector minería experimentó un crecimiento de un 35.3% (http://www.bancentral.gov.do/notas_bc/2014/05/19/487/banco-central-informa-que-la-economa-dominicana-crece-55-en-enero-marzo-2014-). Evidentemente estos resultados tienen su origen en las actividades de explotación de oro mayormente por parte de una sola empresa en particular. Sin embargo, debemos notar que en los últimos años han entrado al país también nuevas empresas que han permitido a la República Dominicana consolidar cierto liderazgo en la región del Caribe dentro de la industria minera.
Así, es evidente que el sector de minería en nuestro país cuenta con un importante potencial de crecimiento y desarrollo, no obstante, también es cierto que el país cuenta con ciertas debilidades que actualmente limitan las oportunidades del sector. Estas debilidades deben ser atendidas tanto por el gobierno como por las empresas de minería con un enfoque que nos permita desarrollar la industria minera de manera sostenible.
El Gobierno
El Gobierno dominicano ha mantenido el enfoque de la economía en el sector Servicios y en el Turismo. Sin embargo, ha llegado el momento de que se realicen reformas estructurales que permitan resolver los principales problemas que obstaculizan el desarrollo sostenible de la industria minera, los cuales se podrían resumir principalmente en los siguientes:
Seguridad jurídica
Equilibrio económico (gestión de relación costo-beneficio para el país)
Falta de políticas públicas
Falta de institucionalidad
Corrupción
Necesidad del reforzamiento del marco regulatorio medioambiental
Ausencia de técnicos en las instituciones del gobierno
Ausencia de mano de obra especializada
Percepción negativa de la ciudadanía como consecuencia de la falta de información
Procesos burocráticos de autorización, licencias y permiso
Las Empresas de Minería
Por su parte, las empresas de minería también tienen una tarea que realizar para garantizar que el desarrollo de la industria será sostenible para el país. En su artículo “¿Cómo implementar principios de desarrollo sostenible en minería?” (“How-To: Implement Sustainable Development Principles in Mining”), el autor Robert Spence de la revista Mining Global (http://www.miningglobal.com/operations/1101/How-To:-Implement-Sustainable-Development-Principles-in-Mining) explica de manera articulada la forma como es posible –desde el punto de vista de la empresas de minería- desarrollar la actividad minera de manera responsable a través de programas sostenibles apegados a la ética, que permitan enriquecer el medioambiente y las comunidades donde se desarrolle dicha actividad.
En este sentido, Spence hace referencia a los 10 principios de desarrollo sostenible recomendados por el Consejo International de Minería y Metales (International Council on Mining and Metals-ICMM), a saber:
La implementación y mantenimiento de prácticas de negocio éticas y sistemas sólidos de gobierno corporativo
La integración de criterios de desarrollo sostenible en el proceso de toma de decisiones corporativas
La defensa de los derechos humanos fundamentales y el respeto a las culturas, costumbres y valores en la relación con los empleados y los terceros que se ven afectados por las actividades -mineras-.
La implementación de estrategias de administración de riesgo basadas en informaciones y ciencia sólidas
La mejora continua de los programas preventivos respecto de la salud y la seguridad en las empresas
La mejora continua de los programas para reducir el impacto ambiental
La contribución a la conservación de la biodiversidad y la implementación de programas integrales de planificación territorial
El fomento del diseño de productos responsables, uso, reutilización, reciclado y eliminación de los productos
La contribución al desarrollo social, económico e institucional de las comunidades donde se desarrolla la actividad minera
El compromiso efectivo y transparente frente a las partes interesadas (stakeholders) respecto de la comunicación de información y la presentación de informes verificados de forma independiente
Estos principios, en resumen, no son más que una forma de crear “valor compartido” como lo han llamado los autores Michael Porter y Mark Kramer en su artículo “Creando Valor Compartido” (“Creating Shared Value”) publicado en la revista Harvard Business Review en Enero de 2011 (http://hbr.org/2011/01/the-big-idea-creating-shared-value). El valor compartido es el que se crea mediante prácticas corporativas que incrementan la competitividad de una empresa, mientras que al mismo tiempo contribuyen a mejorar la situación económica, social y ambiental de la comunidad en la que opera dicha empresa.
En conclusión, si bien es importante identificar los riesgos que el desarrollo de una industria podría conllevar, de nada sirve hacerlo si no es para identificar también las posibles soluciones con un enfoque de sostenibilidad que permita crear valor tanto para el país como para todas las partes interesadas (stakeholders). Esta es la visión con la que quizá deberíamos enfocar nuestras oportunidades de una desarrollar una minería sostenible en el país.
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